Escondido entre las abruptas sierras del Sistema Ibérico, situado en el término municipal de Nuévalos, en la provincia de Zaragoza, el parque natural del Monasterio de Piedra nos ofrece una de las experiencias más gratificantes que se pueden encontrar en el mundo, en un recorrido de dos horas y media por un vergel insólito en torno al agua y su movimiento en cascadas y grutas. Tal y como decía la acreditada revista inglesa Fraser’s Magazine, en un articulo publicado en el año 1871, es “una excursión a una de las curiosidades naturales más extraordinarias de Europa”.
La corriente del río Piedra ha modelado la roca formando lagos, grutas y cascadas. Descubrirá hermosos parajes como el Lago del Espejo, pasando para llegar a él por la Peña del Diablo o la impresionante cascada de 50 m. de altura Cola de Caballo que oculta una espectacular gruta natural, la Gruta Iris; la cascada Trinidad, Los Chorreaderos, Baño de Diana, cascada Caprichosa, cascada Iris, Lago de los Patos, el Vergel.... indiscutiblemente el parque es la fantasía del agua , su magia se puede sentir a través de todos los sentidos: observar la belleza del paisaje, oír el canto de los pájaros, sentir el fluir del susurro de la caída del agua y pasear por un fantástico paraje romántico que nos transporta al siglo XIX, fecha en que D. Juan Federico Muntadas artífice y descubridor del parque y la gruta Iris, convirtiéndolo al parque natural en una visita obligada hasta nuestros días.
(www.monasteriopiedra.com)
La llegada al parque dependiendo de las fechas suelen haber colas y conviene no dejarlo para muy tarde, además el calor del verano puede ser agobiante aunque dispones de cuevas y buenas sombras.
* 7% de I.V.A. incluido | ||||||||||
La entrada incluye:
* Nota: prohibido el acceso de perros en la zona de rapaces y en la visita del Monasterio Cisterciense s. XII. | ||||||||||
Fotográficamente hablando en mi opinón es de los sitios más bonitos que recuerdo, la pena no haber llevado el tripode para poder jugar con sus aguas de las cascadas o disponer de un extra para sacar un poco mas de luz donde las oscuras cuevas hacen que tengas que tirar de flash.
El paisaje aporta una tranquilidad al turista unido a un estrecho contacto con la naturaleza. El vuelo de rapaces se convierte en todo un espectáculo en el cual encima de pasar un buen rato encima luego te puedes llevar unas preciosas fotos como las que me he llevado yo que por cierto con una de ellas quedé primero en un concurso Social de La Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa .
A la vuelta del monasterio hay varios restaurantes a pie de carretera donde poder uno culminar tan grata visita.
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