HENDAYA (Francia)

Verónica me sorprendió el domingo con un paseo cerca de casa , un paseo por la costa Francesa.

El lugar lo conocía ya que suelo pasar bastantes veces con la moto por ahí ,ya que es una carretera que bordea la costa francesa, algo precioso de ver. Pero aquel sendero lejos de la carretera y cercano al limite del mar resultó ser un paraiso. Algo tan cerca y tan bello que hace pensar lo gilipollas que es uno cuando recorre medio mundo y ni siquiera conoce lo que le rodea.


Amaneció un día precioso , el sol se habia abierto hueco entre las nubes y poco a poco iba ganando terreno como si una gota de mistol cayera en un lecho de aceite.

Nos pusimos los chandals y cogimos el coche dirección Hendaya. Hendaya es la pimera villa costera que te encuentras nada mas pasar la frontera Franco-Española. Un villa chiquitita donde contrastes urbanos y villas bajitas dan paso a un paseo por su puerto deportivo hasta llegar a sus hermosas y amplias playas.

El olor a mar, el recuerdo de mi infancia en esas playas , hacian recordar años en los cuales uno no se preocupaba por la hipoteca ni si las ventas irian bien.

Las playas de Hendaya finalizan en una playa nudista al lado de dos rocas en el mar desde donde se aprecia la costa Española y francesa unidas por la desembocadura del rio Bidasoa.

Es en el final de sus playas donde comienza un camino en lo alto de los acantilados , un camino que recorre toda la costa Francesa.

Acantilados de poca altura recorren la costa dando un respiro de vez en cuando con una hermosa playa salvaje .

Acantilados donde bunkers de la Guerra Mundial posan como miradores al mar recordandonos tiempos de guerra. La imaginación vuela. Uno se adentra en los bunkers y revive la historia en su mente, lo que fue, lo que vivieron. Como aquel divino paisaje en su día habia sido vigia de guerra al acecho de invasiones.

Bunker destruidos, plataformas de cañones desmontadas, pasajes subterraneos ….la imaginación vuela.

A pocos metros de distancia un castillo se abre hueco en una ladera , castillo perfectamente conservado y rodeado de bunkers comosi de madrigueras se trataran.
Solo me apenó no haberme llevado una buena camara para poder mostraros mas intensamente lo que viví y lo que mi imaginación vivió intentando recordar un pasado no vivido. Por suerte mi chica llevaba su minuscula camara y de ella pude sacar alguna imagen que espero disfruteis.